Los pequeños de la familia se convierten en personas incapaces de hacer nada por sí mismos
La sobreprotección es una forma de educar que en la mayoría de ocasiones se lleva a cabo involuntariamente. Todos los padres y las madres quieren que sus hijos e hijas crezcan y vivan en un mundo seguro. De esta forma, satisfacen sus necesidades independientemente de cuáles sean y les resulta difícil confiar en que sus niños y niñas tengan las suficientes capacidades como para llevar a cabo una tarea. Tampoco existe una comunicación paternofilial porque piensan que sus hijos solamente tienen que cumplir con lo establecido por la sociedad y que no son capaces de aportar nada nuevo, siempre excusándose en el argumento “es por tu bien”. Otra característica de esta actitud es que suelen seleccionar las amistades de sus pequeños para evitar que juegue o se relacione con “malas influencias”.
CONSECUENCIAS
Este control sobre los hijos trae consigo consecuencias perjudiciales para ellos, haciendo que tengan una niñez tóxica e infeliz que les afectará negativamente en el futuro. Los niños desarrollarán miedo a tomar decisiones por su cuenta porque sin el visto bueno de sus padres se sentirán inseguros. Crecerán sin saber cómo afrontar situaciones adversas y cómo gestionar la frustración, puesto que siempre han estado ahí para hacerlo por ellos. Tendrán una baja autoestima y una carencia de personalidad, ya que sin los mayores no sabrán cuáles son sus verdaderos gustos. Necesitarán la aprobación y el visto bueno de otras personas siempre que hagan algo y no serán capaces de afrontar sus propios problemas, así que huirán de ellos.
La sobreprotección es un estilo educativo dañino que se puede evitar dejando que los pequeños vivan experiencias y se equivoquen, así decidirán ellos mismos cómo afrontar los problemas y buscarán sus propias soluciones. Hacerle ver cuáles son sus responsabilidades, ya que conocerá sus obligaciones y en el futuro las realizará solo. En cuanto a los logros y los fracasos, la mejor opción es animar a los pequeños cuando no hayan conseguido lo esperado y ayudarles a ver que pueden tomar otro camino para conseguir sus metas; también mostrarles alegría y orgullo cuando las alcancen. No hay mejor sensación que esa.
SOLUCIONES
Nuria García Alonso, psicóloga infantojuvenil y directora de Ayudarte Estudio de Psicología, sopesa otras formas para ayudar a los padres a detener esta actitud sobreprotectora.
- “Hay que dejar a los niños ser niños”, comenta. Permitir que descubran, cometan fallos y se cansen es la mejor solución para desarrollar su creatividad.
- “Hacerles sentirse útiles”, añade. Dejar que sean ellos quienes tomen decisiones para que se sientan independientes y capaces, sin olvidar el reconocer sus actos, lo que hará que sigan madurando.
- “Dejarles sentir de forma libre sus emociones”, las cuales necesitan un equilibrio, por lo que no hay que impedir que sientan emociones negativas porque sin la combinación de ambas no crecerá emocionalmente fuerte.
- “Que estudien solos”, no hacerles los deberes y trabajos pensando que así sus notas serán mejores porque más adelante no sabrán hacerlos solos y se bloquearán cuando nadie esté ahí para ayudarlos.
Ser padre o madre no es una tarea sencilla, unas veces se harán las cosas bien y otras veces no. Pero todo el proceso es fundamental para ayudar a que crezcan seguros de sí mismos y con la confianza suficiente para cumplir todos los objetivos que se propongan.