El 30% de los jóvenes de entre 13 y 17 años considera la pornografía como la única fuente de información sobre sexualidad

Víctor es un adolescente normal de 12 años que tiene móvil. Sus padres dicen que es
por su seguridad y que a la vez les ayuda a entretenerlo cuando ellos están saturados.
Lo que sus padres no saben es que Víctor, en su intimidad, consume porno. El porno es gratuito por lo que lo único que necesita este chico es borrar el historial de lo que ha buscado y ya está. Pero este caso no es el único, según un estudio de Save the Children, la edad a la que los y las jóvenes comienzan a ver pornografía es justo la de este ejemplo. Además, apunta el estudio que siete de cada diez lo hacen con frecuencia.
La tecnología ha hecho que la pornografía sea mucho más accesible y a esto se le añade que ha habido un incremento en la cantidad de niños y niñas que tienen un teléfono sin ningún tipo de control. “Hace 20 años, como no había tanto acceso a Internet, tenían acceso a la pornografía, pero era mucho más difícil. No era tan fácil como ahora”, señala Aurora Herrera, sexóloga y psicóloga experta en relaciones entre personas. Apunta también que, actualmente, al no poseer un filtro, se puede acceder a contenidos pornográficos de cualquier tipo porque aunque existan controles parentales el acceso a dichos contenidos es bastante fácil.
En el informe, mencionado anteriormente, ‘(Des)información sexual pornografía y adolescencia’ de Save the Children, se habla de que un 30% de los jóvenes de entre 13 y 17 años considera este tipo de vídeos como la única fuente de información para sus prácticas sexuales. Aún falta mucho trabajo para que sea una asignatura obligatoria en los centros educativos; además, es difícil, pues depende de cada comunidad autónoma. “Ha habido cambios a nivel legislativo muy importantes desde los años 80 pero en estos había más apertura por parte de la sociedad y ahora vemos una involución social”, comparte Irene Aterido, sexóloga, socióloga y consultora en salud sexual y género, también conocida en Instagram por el nombre @meduelelaregla.
Con la nueva Ley de Salud Sexual y de Salud Reproductiva, o más bien la modificación de
las anteriores, se ha generado el deber de que, independientemente de la comunidad autónoma, sea obligatoria la asignatura de salud sexual. Aterido comenta que las resistencias a esta son enormes, sobre todo por el lado más conservador y católico de España. “Antes nadie se atrevía a cuestionar el currículum académico. Sin embargo, ahora se siente con el poder de decir que no”, puntualiza Irene. Y es que, el clima actual ha hecho que se identifiquen dos polos muy opuestos: el tradicional, con sus valores más conservadores que rechazan este tipo de asignaturas, y el progresista, que pide a sus políticos que se les de la información necesaria para poder tener un desarrollo sexual desde las edades en las cuales empieza.
En la adolescencia es el momento en el cual los chicos y las chicas construyen su identidad propia. Esta construcción no está libre de temas sexuales, pues los humanos son seres sexuados. La educación sexual compone muchas cosas como la afectividad, los vínculos, la resolución de conflictos… Es psicología, pero también tiene biología y medicina. Por esta razón, siempre se está educando sexualmente a las personas. No hay una edad clave a la que empezar y a la que acabar, se debe estar constantemente construyendo desde el minuto uno para crear una buena relación social con los que les rodean.
Si una mujer mantiene una relación sexual solo se considera que ha perdido la virginidad si ha sido por medio de una penetración, sin tener en cuenta la cantidad de formas que hay de tener placer sexual y de mantener relaciones sexuales con otros. Además, mientras que los hombres ‘adquieren’ el estatus de ‘machote’, las mujeres ‘pierden’ su ‘virginidad’. Según la web Platanomelón, que cuenta con sexólogos propios y especializados en estas cuestiones, la sexualidad se reduce a la penetración por el constructo social que se ha creado por medio de matices antiguos y, en gran parte, religiosos. El himen va siempre asociado a la pérdida de la virginidad de las mujeres con vulva, pero se ha demostrado que es posible que este se rompa en actividades más banales como el hacer deporte, que sea flexible o, incluso, nacer sin él.
Es importante recalcar que las experiencias sexuales no son iguales para todos. El mito de que ‘tiene que doler’ o que se ‘sangra’, no es real en todos los casos. Cada práctica sexual es diferente para cada persona y, a su vez, es muy cambiante dependiendo de con quién la compartas, cómo y en qué momento. No es necesario tampoco que a una edad precisa lo hayas hecho ya todo, ni tampoco eres peor porque así sea. Lo que realmente tiene que estar presente siempre es el consentimiento de ambas partes, como bien recoge la Ley del Solo Sí es Sí. “Es importante el autoconocimiento, el saber realmente lo que a mí me gusta para mantener una relación con otra persona”, señala Aurora Herrera. También, recalca que tenemos que tener en cuenta lo que queremos y lo que no queremos hacer porque a veces no nos lo cuestionamos, ya que no nos han enseñado a hacerlo.
¿Por qué esconder el hecho de tener la regla? Por tradición se estudiaba el cuerpo del hombre y no el de la mujer, esto ha desembocado en el androcentrismo, que considera que el cuerpo del hombre es el importante. Esta es la razón por la cual, apunta Aterido, las funciones fisiológicas que no realizan los hombres se ven subalternas. Por ello el paso de los años se ha ido caracterizando por ese ‘ocultismo’ y el convertir una función fisiológica totalmente normal de la mujer en un tabú. Ya se diferencian el cuerpo y la mente, pero al mismo tiempo, dentro del cuerpo se distinguen la cabeza (con sus funciones cognitivas correspondientes), el tronco, y la parte baja del cuerpo. Esta diferencia o distinción cobra importancia cuando en pleno siglo veintiuno los cirujanos se refieren a las operaciones de ombligo hacia abajo como ‘cirugías sucias’, mientras que “un cateterismo, una aneurisma cerebral… es prestigioso”, cuenta Aterido.
Para entender el por qué hablar de la menstruación, sus flujos y la manera en la que se ha convertido en tabú, Aterido invita a echar la vista a atrás y estudiar la historia y las religiones monoteístas que se siguen teniendo en el presente, pues estas se caracterizan sobre todo por fragmentos y relatos ‘anti-fluidos’ como, por ejemplo, la eyaculación, la masturbación, el ciclo menstrual…
Para entender el por qué hablar de la menstruación, sus flujos y la manera en la que se ha convertido en tabú, Aterido invita a echar la vista a atrás y estudiar la historia y las religiones monoteístas que se siguen teniendo en el presente, pues estas se caracterizan sobre todo por fragmentos y relatos ‘anti-fluidos’ como, por ejemplo, la eyaculación, la masturbación, el ciclo menstrual…
La vergüenza de hablar o estudiar acerca de la menstruación desembocó en una profunda falta de información por la que Aterido comenta que “no es hasta el año dos mil que se supo de la evolución del ciclo menstrual. Por ejemplo, se sabía el efecto de la píldora como anticonceptiva pero no se conocía el funcionamiento del ciclo”.